Posted by oviaragon
Son las 7 de la mañana del último día de la primavera. El ambiente se llena de esquilas: grandes, pequeñas, medianas, esta música no nos va a abandonar hasta los prados de Santa Orosia.
A la salida de Yebra en el corazón del barranco que lleva el nombre de la Santa se juntan las ovejas de Senegüé y Sorripas que vienen de Osan dirigidas por Toño y Laureano y escoltadas por Ramon y Michel con las que esperan con impaciencia para iniciar el ascenso del Valle de Basa (Yebra y Sobas) y de Boltaña. 8 rebaños y casi 2.000 ovejas darán cuenta del regalo de los pastos de este puerto hasta San Miguel. Basile las cuidará y las conducirá desde la cabaña de O Zoque a los prados todo el verano con un buen recau de vacas que subirán en pocos días.
Llegada del ganado desde Osan.
Heliodoro que lleva décadas dirigiendo esta operación hoy relevado por su hijo Jose Enrique ejerce el mando y desde la punta de un campo indica el comienzo del camino dando ordenes a diestro y siniestro como si iniciará una batalla. Jorge y Jose Enrique encabezan la expedición “a la izquierda, a la izquierda…..de las escaleretas” y Laureano con un chaleco amarillo chillón controla las zonas más expuestas al despeñamiento. Las ovejas suben como un tiro, de memoria. Detrás Toño de Senegüé con 2 jóvenes de 15 años (Ricardo y Marcos) que sueñan con ser ganaderos y un día hacer el trayecto con sus propios animales, vigilan que no se quede ninguna rezagada y en tantas como siempre surge un animal que le faltan las fuerzas, otra se “relincha” y atienden y custodian con todo el rigor para después rescatarlas.
Ricardo y Marcos. Un tesoro de juventud en esta raza de pastores del Pirineo.
Se suceden en el trayecto las distintas ermitas: la primera la del l’Augusto, después las Escoronillas , otra la de As Arrodillas con su enorme roca delante que se cuenta que guarda las marcas de las rodillas de la Santa cuando la decapitaron.
Toño de Senegue en A ermita de As Arrodillas tocando las marcas de la gran roca.
Cruzamos el barranco por el paso de las Pasatuaras. Desde el Mirador de las Ermitas al sur se pierden las sierras que coronan el cielo de Yebra y al norte podemos ver las ovejas en fila por el corazón de la roca pasando por debajo de las ermitas de San Cornelio y de la Cueva, casi de una en una hipnotizadas dirección al puerto. El agua rompe sobre el cielo de las ermitas metidas en la Roca. Una cortina fina de múltiples arcoíris nos refresca e inunda delante de nuestros ojos.
La catarata de Santa Orosia
Estamos cerca del arco de la Ermita de San Blas y Santa Barbara que aparece en el camino como una joya delante del desfiladero. Varias cabras errantes sin dueño se reparten como pinceladas de color por el precipicio.
El rebaño corona la Ermita de O Zoque o de la Cruz una amplia pradera las recibe y se extienden por ella buscando los brotes tiernos en medio de la hierba seca. El monte pide agua a gritos con la esperanza que la Santa lo escuche y riegue lo antes posible. El rebaño se abre tranquilo, las esquilas marcan los bocados de los animales, los pastores se reúnen y comparten las vivencias de hoy y de otros años en el trayecto mientras beben tranquilos y miran satisfechos el rebaño extendido delante.
Toño, Jose Enrique, Ricardo, Marcos, Jorge y Laureano en O Prau de O zoque.
Poco a poco el ganado se encamina al entorno de la gran Ermita de Santa Orosia escoltados en el trayecto por los erizones (echinospartum horridum) un arbusto espinoso tan depredador de los pastos como el mayor de los depredores, que de forma imparable y en la medida en que el ganado los deja acaban con las zonas de pastos. Antes eran los pastores que controlaban estos arbustos con el fuego e impedían su invasión. Hoy son un problema en los puertos de tantos que se tienen y se pueden solucionar.
El Erizón ahoga la tierra, la inunda, la hace intransitable. Una cama de espinos impide que nazca el pasto, que pasen los animales, que viva el hombre.
Un poco más adelante una fuente milagrosa las recibe y nerviosas se extienden por el cauce de la misma disfrutando de un agua cristalina y fresca.
El ganado se extiende en el curso que dibuja el agua de la fuente y bebe.
En la puerta del refugio la intendencia esta preparada. Michel y Ramón esperan al grupo con un buen surtido de alimentos para recuperar fuerzas. Es un buen momento para compartir. Entre trago y trago se comparten sucesos, azañas, personajes, desencuentros, perros y pastores míticos. Los más veteranos reúnen un arsenal de anécdotas y sucesos que encantan a la imaginación de todos.
La pastora de Javierre, Ramon, Eduardo y Michel se unen al grupo. Un regalo de día.
Después el rebaño pausado, tranquilo, como una alfombra blanca en el paisaje se dirige a Los Pueyos. Esperaran unos días a volver a esa zona después de la Romería de la Santa donde la pradera amplia se llenará de la esperanza que traigan los fieles, vecinos y amigos, con banderas y sonrisas como cada 25 de junio.
Enrique Fantova
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