¿Cuándo vamos a pensar en la ganadería extensiva para prevenir los incendios en nuestros montes?

Este último 18 de julio fue un día muy doloroso en la Comarca de la Comunidad de Calatayud, donde hace justamente 1 año se inicio uno de los incendios más importantes que hemos tenido en nuestra Comunidad Autónoma en las últimas décadas.

Las campanas de los once municipios afectados sonaron para recordar a la sociedad que no caiga en el olvido este tremendo suceso, que arraso más de 14.000 hectáreas con sus importantes pérdidas materiales y una ola de preocupación y miedo que sigue viva y presente en esta comarca.

También en grandes áreas de nuestro medio rural, que hoy sufren el abandono de la naturaleza que tenemos en su necesario mantenimiento y una importante despreocupación en este tema por parte de las distintas administraciones implicadas.

Un año del incendio de Ateca
Un año del incendio de la Comarca Comunidad de Calatayud.

Es el hombre, con sus ganados, que junto a los planes de gestión que hay que plantear a medida de cada zona junto a los desbroces, quemas controladas, repoblaciones sostenibles y planes de uso que incluyan a propietarios privados y administraciones el que se pueda empezar a solucionar este problema.

Es necesario que busquemos una formula como sociedad para prevenir estos incendios con la ganadería (se trata de aprovechar de una forma planificada cuando sea más oportuno los pastos antes de que pasen a ser materia seca y combustible dispuesto para el fuego).

El ganadero, con su ganado, es el principal actor de este trabajo de prevención, biodiversidad, fertilización, que además da riqueza y fija población y que debe compensarlo para que todos en sus distintas actividades podamos disfrutar de nuestro medio rural.

Este año en la feria de Puente La Reina (Huesca) Expoforga 2023, un accésit de los Premios a la Biodiversidad, organizados por Oviaragon y UPRA del Grupo Pastores, fue para la ganadería de José Miguel Marco y Eva María Lara, de Alhama de Aragón, que en cuestión de horas vio como centenares de hectáreas de las que usa para pasto con sus 2000 ovejas eran arrasadas por el fuego.

Con toda seguridad si esta ganadería no estuviera donde está el fuego, todavía hubiera sido más agresivo y cruel llevándose por delante campos, edificaciones y llegando a las poblaciones, como de hecho ocurrió en algunas de ellas como Moros.

Parte de este reconocimiento es precisamente por este tema, además de su profesionalidad, su raza de ganado y su buen hacer como ganadero.

Hace menos de dos décadas, en estos mismos once municipios, existían 64 ganaderías que repartidas por este territorio y sus núcleos aprovechaban y limpiaban montes, vegas, veredas, zonas matorralizadas, bajos de bosques, campos de cultivo…

Hoy apenas quedan una docena de rebaños. Si no se pone remedio a esta disminución de rebaños, el riesgo de incendios en nuestros montes va a seguir aumentando de forma desproporcionada.

Una actividad como la del pastoreo, con tanta implicación económica, social y medioambiental, tan necesaria en nuestros pueblos, necesita un política local, autonómica, nacional y europea (la PAC también) de defensa clara que la impulse, que favorezca el relevo generacional, que propicie la colaboración entre los rebaños y los propietarios de los pastos para mejorar la calidad de vida de este trabajo y que a la vez garantice la prevención de incendios con toda la biodiversidad y beneficios medioambientales que acarrea.

Cuanto más esperemos, peor estaremos para poder hacer frente a esta situación.

2023-07-21T07:28:19+00:00

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